jueves, 26 de enero de 2017

Donald Trump, una variante del Sistema

No nos hagamos ilusiones, el recientemente electo presidente de esa Republica de herejes y masones ubicada al norte del rio Bravo, Donald Trump, no es un político anti-Sistema, ni el sepulturero del Atlantismo pro-sionista, como algunos creen.
Que no haya sido el favorito del establishment, es otra cosa. Pero este nuevo ocupante de la Casa Blanca es un hombre que vivió dentro del Sistema, y del Sistema. Y seguirá así; basta ver sus antecedentes.
Lo que pasa es que este hombre es esencialmente un pragmático, en el peor sentido del término, es decir una persona a quien en nada le interesan el Bien o la Verdad y que hace solo lo que le conviene a sus intereses. El pragmatismo fue su norma de conducta en la vida privada, y lo es en la política.
Por eso en su campaña electoral hizo todo lo que consideró que le era útil para llegar al poder; y ahora, no quepa ninguna duda, que hará todo lo que sea necesario para conservarlo. De modo pues que no existe ninguna posibilidad de que cumpla con sus promesas electorales, al menos aquellas que podrían afectar la “estructura de poder mundial”. 
Un ejemplo del pragmatismo de este multimillonario atorrante  es su postura respecto al aborto. De un día para el otro, cuando pensó que le convenía ganarse los votos de los norteamericanos pro-vida, dejó de ser abortista para convertirse en antiabortista; por lo que no sería extraño que mañana mismo –a tenor de las exigencias de la política- pueda volver a cambiar su opinión.
Y lo mismo en cuanto a la economía, las finanzas, y la política internacional; en esto también todo huele a oportunismo. En efecto, ante un cada vez más creciente número de personas disconformes con el funcionamiento del Nuevo Orden Mundial; Trump tuvo la perspicacia y –hay que reconocerlo- la osadía de lanzar algunas consignas políticamente incorrectas; sin embargo no existe ninguna posibilidad de que este vaya a cumplir con sus dichos, por la sencilla razón de que detrás suyo ya se perfilan como miembros de su futuro gabinete reconocidos hombres del poder financiero internacional y del sionismo.
Se dirá que Hillary Clinton, su contrincante en la carrera presidencial, era de terror, que era el peor escenario. Es cierto, esa bruja abortera fue la opción preferida de los banqueros y de la izquierda progresista. Por algo los grandes medios de comunicación hicieron todo lo posible para promocionarla y para defenestrar a Donald Trump.
Sin embargo se debe tener en cuenta que las elites que conforman el Poder Mundial no ponen las fichas en un solo lado; actúan siempre dialécticamente y controlan las opciones que se presentan dentro del Sistema; de modo que gane quien gane su hegemonía se mantenga incólume. Por lo tanto no parece posible que en esta oportunidad hayan abandonado un procedimiento que siempre les dio resultado, menos en un momento en que la globalización unipolar en la que estamos inmersos enfrenta el desafío del surgimiento de un mundo multipolar, no es este el momento para que la plutocracia usuraria internacional venga a perder el control del país que mejor sirve a sus intereses. Eso no puede suceder, al menos tan fácilmente.
En definitiva, en nuestra opinión, el nuevo presidente de los Estados Unidos no es más que una variante atípica del Sistema, que en virtud de su pragmatismo esencial podrá alternar entre la receta neoconservadora y la progresista pero eso sí, nunca “sacará los pies del plato”.


                                                                                Edgardo Atilio Moreno

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